Morir de vez en cuando, está bien.

Me gusta morir por ti
me gusta morir a carcajadas
me gusta morir con tu risa
me gusta morir de emoción
me gusta morir por tu mirada
me gusta morir extasiada
me gusta morir de amor
me gusta morir de alcohol
me gusta morir de pena
me gusta morir extrañando
me gusta morir por la duda
me gusta morir de miedo
me gusta morir viajando
me gusta morir besando
me gusta morir drogada
me gusta morir en tus brazos
me gusta morir con tu voz
me gusta morir, porque cuando resucitas, vuelves a nacer y mucho más vivo, re-naces.

No me gusta que la vida sea perfecta, que sea horizontal, me gustan los altos y bajos, los tropiezos, los "trágame tierra", los "ouch", los "ay carajo", las lágrimas de emoción, o otras que brotan de los ojos. El des-ahogo, claro, en la vida personal, en lo sentimental, adentro, aprender de todo, tener un equilibrio entre lo bueno y lo malo, me gusta estar bien y también mal y así sacar lo bueno. Ni mucho ni poco, equilibrar, encontrar un punto medio, pararte al medio de la balanza con los brazos abiertos inundada de paz. Vivir con intensidad, disfrutar-disfrutar-disfrutar, pero también caer y volver a volar con más vida, con más energía, con más fuerza, recargado, sabiendo que te vas a caer de cara de nuevo, unas mil veces más, pero ya estás preparado para no-morir, realmente.

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