- Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre. No hay nombres. Aquí no tenemos nombre.

- ¿Estás loco?

- Es posible que lo esté pero no quiero saber nada de ti. No quiero saber donde vives, ni de donde eres. No quiero saber absolutamente nada de nada. ¿Me has comprendido?

- Me asustas.

- Nada. Tú y yo nos encontraremos aquí sin saber nada de lo que nos ocurra fuera, ¿de acuerdo?

- Pero, ¿por qué?

- Pues porque…aquí no hace falta saber nombre, no es necesario. ¿No lo comprendes? Venimos a olvidar, a olvidar todas las cosas, absolutamente todas. Olvidaremos a las personas, lo que sabemos, todo lo que hemos hecho. Vamos a olvidar donde vivimos, olvidarlo todo.

-Ultimo tango a Parigi-
Ella no es perfecta, tú tampoco lo eres y ustedes dos nunca serán perfectos, pero si ella puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, si admite ser humana y cometer errores, no la dejes ir y dale lo mejor de ti. Ella no va a recitarte poesía, no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de ella que sabe que podrías romper. No la lastimes, no la cambies, y no esperes de ella más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar y extráñala cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen las chicas perfectas, pero siempre habrá una chica que es perfecta para ti.

-Bob Marley-
Dando vueltas por la misma ciudad
coincidieron en aquel lugar
jugando y burlándose del tiempo
viviendo como si fuera el último momento.

Fotografías congeladas mientras iban de la mano
por calles y bares a media luz
donde la música los envolvía como un remolino de invierno.
Mientras el amor se apoderaba de él
la libertad no la dejaba ir.

Felices saboreando cada momento-detalle
compartiendo el silencio-sonrisas-miradas
como cuentos, como sueños
con ondas que elevan su risa y mi alegría 
dentro de la burbuja que acaba de reventar.

La almohada empapada de gotas que rebalsan de sus ojos
discusiones internas, pensamientos diversos, 
desesperación, presión, nada de cordura en ella
corazón sudado, encerrado entre cuatro paredes blancas
saltando desesperadamente.

Silencio denso, vacío
llena su habitación con aire intenso
las paredes sordas y la luna ciega
una araña entre las flores
la sombra de tus manos, caricias insensibles.

Detalles, detalles que él le daba
detalles que en el fondo es poco
porque el fondo es todo.
Detalles que se burlaron de la perfección.

Luchando contra los objetos flotantes en una balanza
luchando hasta el olvido, brindando con la luna que no ve.
Todo ha quedado hoy atrás, caricias-sonrisas, los te quiero;
allá en el pozo nubloso-vacío-infinito,
como aquel que no cree en las estrellas.

Sin rumbo, perdido entre cenizas, 
llega el huracán de humo con el adiós
llenando el espacio de cuchillos de vidrio y aire candente
como la ansiedad de esa puerta abierta para nadie.

No dan más vueltas por la misma ciudad.